
La preparación del suelo es el cimiento de toda cosecha exitosa. Al encarar la labor secundaria el acondicionamiento del terreno después del arado o la cosecha, muchos agricultores se encuentran ante una elección fundamental: ¿emplear un cultivador (o chísel) o una grada de discos? Ambas máquinas buscan el mismo objetivo: controlar malezas, deshacer terrones y optimizar la cama de siembra. Sin embargo, lo consiguen a través de métodos que tienen efectos muy distintos sobre la estructura del suelo, la humedad y el manejo de los residuos. Una elección informada es vital para la salud del terreno a largo plazo y la rentabilidad del cultivo.Funciones Principales de Cada Herramienta
La diferencia esencial entre estas herramientas radica en la forma en que interactúan con el perfil del suelo.
El Cultivador opera bajo el principio de la labranza vertical o mínima labranza. Utiliza brazos o rejas robustas que penetran en el suelo para romper las capas compactadas y airear la tierra en profundidad, a menudo a más de 25 o 30 cm. Su gran ventaja es que remueve el terreno sin invertir los horizontes, dejando la mayor parte de los rastrojos y la materia orgánica en la superficie.
Por su parte, la Grada de Discos emplea hileras de discos cóncavos que cortan, pulverizan e invierten parcialmente el suelo en una labor más superficial (generalmente entre 5 y 15 cm). Su función principal es desmenuzar eficazmente los terrones que deja el arado primario y, sobre todo, mezclar activamente los residuos de la cosecha, fertilizantes o herbicidas con la capa superior del suelo.
Ventajas y Limitaciones de los Cultivadores
El principal beneficio del cultivador es que preserva la estructura del suelo. Al realizar una labor profunda sin voltear, es ideal para romper las temidas capas duras o «pisos de arado», facilitando la infiltración del agua y el desarrollo radicular. Dejar los rastrojos en la superficie ayuda a controlar la erosión eólica e hídrica y a retener la humedad, lo que resulta fundamental en zonas de secano. Además, su diseño suele implicar un menor consumo de combustible por hectárea en comparación con un arado que voltea la tierra.
No obstante, los cultivadores tienen sus límites. Requieren generalmente más potencia o caballos de vapor (CV) por metro de trabajo efectivo, especialmente en suelos muy densos o duros. Además, su acción es menos efectiva para la pulverización fina de terrones grandes, por lo que el resultado de la labor puede ser una superficie más rugosa, que a menudo necesita un pase posterior de otra herramienta.
Ventajas y Limitaciones de las Gradas de Discos
La grada de discos destaca por su versatilidad y su excelente capacidad de pulverización. Es la herramienta ideal para dejar una cama de siembra muy fina, ya que desmenuza los terrones de manera rápida y eficiente. Su acción de corte y mezcla hace que sean la opción predilecta para incorporar grandes volúmenes de rastrojos, estiércol o enmiendas al perfil del suelo en labores superficiales. Además, permiten trabajar a altas velocidades en grandes extensiones.
Sin embargo, su principal limitación es su impacto negativo en la estructura del suelo a largo plazo. La presión constante de los discos, si se trabaja siempre a la misma profundidad, puede generar un fenómeno conocido como «piso de grada» o compactación subsuperficial. Al mezclar e invertir el suelo, la grada de discos también aumenta la exposición a la erosión por el viento y el agua, al eliminar la capa protectora de rastrojos superficiales, y acelera la pérdida de humedad del terreno.
Factores para Decidir Según el Terreno y Cultivo
La decisión entre ambas herramientas debe basarse en una evaluación de las necesidades específicas de la parcela:
- Si el objetivo principal es descompactar y airear para facilitar el drenaje y el crecimiento de la raíz, la elección debe ser el cultivador. Esto es crucial si se detecta un «pie de arado» o compactación profunda.
- Si la prioridad es incorporar rápidamente grandes cantidades de rastrojo, mezclar fertilizantes o lograr una superficie de siembra muy fina después de una labor primaria, la grada de discos es la herramienta necesaria.
- En zonas con riesgo de erosión o sequía, se recomienda priorizar el cultivador para mantener la cobertura de rastrojo y retener la humedad.
- En muchos sistemas agrícolas modernos, la solución más eficaz es la complementariedad: utilizar un cultivador profundo para la descompactación, y luego una grada de discos superficial (o un cultivador ligero) para el refinamiento final de la cama de siembra.
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Si, por otro lado, tu necesidad pasa por una incorporación rápida y una gran capacidad de mezcla en labores superficiales, te sugerimos explorar la línea de gradas de discos de alto rendimiento de JYMPA. Nuestro objetivo es que cada agricultor pueda seleccionar la maquinaria que se adapte perfectamente a su sistema de labranza, optimizando la salud del suelo y la rentabilidad de la explotación.